“Entreno en el Sport Zapico desde los comienzos, hace más de 25 años. He ido y he venido muchas veces, pero siempre me he encontrado lo mismo. Primero al maestro con su verdadera pasión por el taekwondo. Una persona observadora, de pocas palabras, muy atento sin embargo con cada uno de nosotros. De él he aprendido el valor del trabajo constante, la atención a los detalles y a no entrenar mecánicamente, sino siendo consciente de lo que hago para aprender de los errores. En definitiva, enseñanzas que valen para el taekwondo y –muchísimo– para la vida. En segundo lugar los compañeros. Hay un núcleo de gente muy fiel a lo largo de los años y otros que vienen y van. Pero siempre muchísima alegría y compañerismo en el ambiente; es el espíritu del gimnasio ¡No puede respirarse mejor ambiente y eso engancha mucho!”